Piense en su ciudad. ¿Qué ocurriría si, al tomar decisiones sobre el urbanismo, no solo se tuvieran en cuenta las necesidades de los niños pequeños y sus cuidadores sino que se les diera prioridad? ¿Qué cambiaría con respecto a la situación actual?
Durante décadas, se ha urbanizado dando más importancia a la movilidad de los coches que a la salud y la felicidad de las personas, lo que ha generado entornos que suelen ser hostiles para los niños pequeños y quienes los cuidan.
Las grietas en las aceras, la escasa frecuencia del transporte público o la ausencia de bancos en la calle son problemas molestos para todo el mundo, pero coartan en gran medida la libertad de movimiento de los niños pequeños, las personas que llevan carritos o los adultos que se desplazan con la ayuda de algún dispositivo. Del mismo modo, la falta de lugares de encuentro y espacios públicos agradables limita las oportunidades de contacto humano y aumenta el aislamiento social, un problema considerable para los ancianos y los progenitores primerizos.
Si creamos calles que permitan a los niños caminar, brincar, montar en bici y explorar el entorno sin correr peligro, tendremos un bien público adecuado para todos los habitantes de la ciudad. Si los parques y los espacios públicos resultan atractivos para los niños pequeños y sus cuidadores, no solo mejora la salud de este sector de la población, sino también la calidad de vida general de todos los residentes.
Fotografía: Gyorgy Papp Photography (http://www.papphoto.com/)
¿Qué se puede hacer para mejorar las ciudades? ¿Cómo conviene urbanizar, diseñar, construir, gestionar y gobernar para que los habitantes más pequeños prosperen y desarrollen plenamente su potencial? Lo más sencillo es permitirles a ellos participar y expresar su opinión.
En 8 80 Cities, queríamos saber qué se está haciendo en diferentes ciudades de todo el mundo para abordar el reto de garantizar que en los planes urbanísticos se tengan en cuenta las voces de los niños pequeños y sus cuidadores. Como especialistas en implicación de las comunidades, sabemos que hay una importante falta de información y estudios sobre estos temas.
Cuando empezamos a colaborar con la Fundación Bernard van Leer hace unos meses, nos propusimos buscar las ciudades y comunidades que estén en primera línea en la implicación de los niños pequeños y quienes los cuidan. Al fin y al cabo, se ha observado que las experiencias durante los primeros años de vida son las que más afectan al desarrollo sano de una persona a largo plazo.
Recopilamos una serie de estudios contextuales y nos entrevistamos con profesionales destacados del sector. Descubrimos historias e ideas de ciudades de todo el mundo que han probado métodos eficaces y creativos para fomentar la participación de las embarazadas, los niños pequeños y los cuidadores en varios proyectos relacionados con el entorno urbano y la prestación de servicios. Tras analizar 21 casos prácticos de 16 países distintos, identificamos técnicas innovadoras y eficaces para implicar a este sector de la población que, a pesar de su gran importancia, suele estar poco representado.
A pesar de que la participación de estos grupos demográficos resulta crucial, no constituye por sí misma un indicador de éxito. Lo que cuenta es lo que hacen las ciudades al respecto. La implicación es solo un paso del proceso hacia la creación de ciudades adecuadas para todo el mundo, incluidos los habitantes más pequeños y vulnerables.
Resultó decepcionante constatar que no había ninguna ciudad modelo que incorporara los principios de la implicación cívica inclusiva y los puntos de vista de los niños pequeños y sus cuidadores en los procesos de toma de decisiones de más amplio alcance. Por muy innovadores o eficaces que fuesen los casos analizados, su impacto se limitaba al ámbito del proyecto al que pertenecían. Son ejemplos de iniciativas que funcionan y en las que deberían inspirarse otras ciudades, pero no están a la altura de las necesidades y tensiones que se afrontan hoy en los entornos urbanos.
Este informe constituye un punto de partida, un recordatorio importante de lo mucho que nos queda por hacer. Dado que la mayoría de los niños del planeta viven en entornos urbanos, ¿no es hora de escuchar cómo quieren que sean las ciudades en que se crían?
Autora: Amanda O’Rourke es directora ejecutiva de 8 80 Cities, una organización sin ánimo de lucro con sede en Toronto (Canadá) nacida a partir de un concepto sencillo pero potente: si las ciudades se diseñan, construyen y gestionan pensando en las necesidades de las personas de 8 y de 80 años de edad, serán lugares magníficos para la población en su conjunto. Amanda desempeñó un papel clave en la creación de este concepto, y ha ejercido distintos cargos en la organización desde 2007. Su trabajo ha sido fundamental para impulsar el desarrollo y crecimiento de 8 80 Cities y ella ha participado en numerosos proyectos relacionados con los parques, los espacios públicos y el transporte sostenible en Norteamérica, Europa, México y Australia. Tiene un máster en Urbanismo de la Universidad de Toronto y es licenciada en Biología Ambiental por la Universidad de Queen’s. Actualmente es copresidenta del comité sobre la infancia, el juego y la naturaleza de la organización World Urban Parks. Está encantada de ser madre de tres niños pequeños, afronta siempre la vida con optimismo y le apasiona la misión de transformar las ciudades en lugares magníficos para todo el mundo.
