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Apoyo psicológico infantil y familiar para las comunidades de refugiados

Las experiencias que se tienen durante los primeros años de vida deberían servir para construir una base de resiliencia, pero cuando alguien tiene que abandonar su hogar durante la infancia y se cría en un contexto de incertidumbre, propio de los desplazamientos forzosos, corre el riesgo de sufrir traumas con consecuencias a largo plazo. Para los padres y las madres víctimas de conflictos, traumas y desplazamientos, no resulta nada fácil dedicar una atención receptiva a sus hijos e hijas. Es crucial reconocer y gestionar las adversidades que pueden afectar a la salud mental, sobre todo durante la primera infancia.

Las experiencias que se tienen durante los primeros años de vida deberían servir para construir una base de resiliencia, pero cuando alguien tiene que abandonar su hogar durante la infancia y se cría en un contexto de incertidumbre, propio de los desplazamientos forzosos, corre el riesgo de sufrir traumas con consecuencias a largo plazo. Para los padres y las madres víctimas de conflictos, traumas y desplazamientos, no resulta nada fácil dedicar una atención receptiva a sus hijos e hijas. Es crucial reconocer y gestionar las adversidades que pueden afectar a la salud mental, sobre todo durante la primera infancia.

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Fotografía: Cortesía de Bagher Maghsudi

Amna, antes conocida como Refugee Trauma Initiative, empezó a prestar apoyo psicológico a las niñas y los niños refugiados y sus familias en 2016. Amna es una palabra árabe que significa «seguro». Su modelo de desarrollo de la primera infancia, llamado Baytna – («nuestra casa» en árabe) utiliza recursos como juegos, técnicas de aprendizaje basadas en la investigación, narraciones, actividades artísticas y movimiento. Este método, que permite capacitar a organizaciones de base locales para que implanten el programa en varios contextos de crisis, cuenta con el apoyo de la Fundación Bernard van Leer desde 2021.

Por qué Amna se enfoca en la identidad durante la infancia

En las comunidades de refugiados, los niños y las niñas pueden interiorizar la experiencia de marginación, desde la más tierna infancia, si se crían en contextos en los que se ignoran las tradiciones y el idioma de sus familias.

Amna forma al personal encargado de la facilitación para que cree espacios que permitan reconocer, respetar y celebrar las identidades de las familias. El programa ayuda a los pequeños a expresarse mediante el juego, el arte, el movimiento y la narración, así como a sentirse valorados y respetados, para que desarrollen una alfabetización emocional, se valoren a sí mismos y se sientan capaces de actuar.

Una iniciativa liderada por personas refugiadas en favor de las comunidades

Más allá de su fuerte énfasis en la pertenencia y la alegría, el modelo Baytna ejemplifica una serie de prácticas que el sistema de respuesta humanitaria está tratando de adoptar. En primer lugar, lo lideran personas refugiadas: muchos de los facilitadores han pasado por la experiencia de tener que desplazarse, lo cual los ayuda a comprender las necesidades de las comunidades con las que trabajan. En segundo lugar, sigue la agenda de localización de la ONUCAH para transferir poderes y financiación a nivel local en contextos de crisis, reforzando así la capacidad de las organizaciones locales de colaborar para proteger la salud mental de los miembros de sus comunidades.

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Fotografía: Cortesía de Amna

Zarlasht Halaimzai, fundadora de Amna, fue una niña refugiada. En el número de 2020 de Espacio para la Infancia, escribe:

“El viaje de mi familia de Kabul a Londres duró cuatro años. Ser refugiado significa enfrentarse a fuerzas oscuras y poderosas, por la seguridad de tu comunidad. En mi trabajo con niños y familias que han emprendido viajes similares, me he dado cuenta de lo importante que ha sido mi identidad para ser resiliente. Toda la labor de Amna va encaminada a ayudar a los niños a sentirse valorados y respetados para que desarrollen una alfabetización emocional, se valoren a sí mismos y se sientan capaces de actuar, pues todo ello contribuirá a que superen los traumas que muchos han vivido en la primera infancia.”

Un modelo que comenzó en Grecia ahora ayuda a refugiados de Afganistán y Ucrania

El modelo Baytna, creado por Amna para refugiados sirios y afganos en Grecia, se ha diseñado de forma que se puede adaptar e implantar en otros contextos de crisis aguda para responder a las necesidades de los refugiados.

Su sistema de capacitación es fundamental a la hora de ampliar su escala. Desde que se puso en marcha en Grecia en 2016, en una sola tienda de un campamento, sus operaciones se han ampliado muchísimo: Amna ha prestado apoyo a casi 10 000 personas y ha capacitado a unas mil para que ayuden a otros refugiados.

Aunque la prestación directa de servicios y la defensa de un cambio sistémico siguen siendo actividades fundamentales para Amna, los conflictos recientes han puesto en relieve las ventajas de mejorar las competencias de las organizaciones de base y comunitarias, con el fin de capacitarlas para ayudar a los refugiados.

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Fotografía: Cortesía de Amna

Cuando estalló la crisis de Afganistán en 2021, el equipo adaptó rápidamente el modelo de capacitación de Baytna para convertirlo en una versión más ligera, capaz de ayudar al personal local de los países receptores de refugiados afganos, como Pakistán y los Balcanes. En 2022, Amna ha preparado un método similar para las organizaciones de base que ayudan a familias ucranianas desplazadas. Mediante sesiones grupales supervisadas online para quienes trabajan en primera línea, junto con un programa de capacitación y formación de 6 meses de duración, Amna ayuda a las organizaciones locales a crear espacios seguros para las familias ucranianas que favorezcan el aprendizaje socioemocional y la recuperación de la salud de los y las menores de hasta 6 años.